La policía municipal detuvo a Fernando. Enamoraba a viejecitas pensionistas y les sacaba el poco dinero que tenían.
“¿Cuándo le conoció? ¿Cuánto dinero le daba?”, le preguntó el agente a Elisa.
"Me quería mucho. El día 24 que cobraba le daba todo lo que podía. A mí con 300 euros al mes me llegaba de sobra. Además, le estaba ayudando a pagar el tratamiento médico de su hijo con cáncer. Lo quería mucho y por eso pasaba la vergüenza de pedirme dinero.
“¿Cómo le pasaba el dinero?”, “¿Por transferencia bancaria?”
"No. Lo sacaba en la caja en el Bankinter y se lo daba en mano. Él decía que con transferencia bancaria queda rastro. Y que nuestro amor debe ser guardado en el máximo de los secretos", dijo Elisa.
Pues bien, señora, que sepa que Fernando era un delincuente que le sacaba el dinero a mujeres mayores. Lo hemos detenido. Nos gustaría mucho contar con su colaboración para hacer justicia.
"No les creo, agentes. "Fernando era muy bueno", dijo Elisa.
El agente Ruipérez, cogiéndole del brazo a Elisa, le dijo: "Es un golpe fuerte, señora. Pero nosotros le facilitaremos un psicólogo que le ayudará mucho".
“Bien, ¿y quién se tomará conmigo el vaso de leche caliente con las galletas que me traía Fernando todos los días?”, preguntó Elisa entre lágrimas.
leopoldo
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