Estrés Comercial

Publicado el 1 de mayo de 2025, 10:22

Querida Vicky me he pasado el día comprando un coche de segunda mano que compartiremos mi acogido Hicham y yo. 700 euros y 500 de taller. Tengo un estrés de la hostia. Me complace que los minusválidos paguemos mucho menos por el seguro. El coche es blanco y pequeño. Ignoro la marca porque me importa un huevo. Un mundo de gestiones y un montón de porros para relajarme, Y entonces llegó la Victoria…

Mi amigo José-el-taxista me regañó por teléfono, pero no me especificó cuál era el motivo de su enfado. Solo me dijo que lo del coche no le había hecho ni puto caso.

Es blanco y pequeñito. Muy cuco. Hicham se ha ido a Meicende con mi permiso de conducir de minusválido —que me saqué ante la posibilidad de que se diesen situaciones como la actual— y mi DNI, para finalizar trámites.

Pues eso, que recojo a la Victoria en Residencia Universitas y me la llevo a tomar un vino a la Plaza Mayor. ¿Te acuerdas, Vicky qué Poesía tenía vuestro R-5, en el cual solo entraba Kikón con calzador? En él íbamos a Águilas, parando a tomar esos chorizos criollos que tanto le gustaban a enriquito.

En la citada plaza madrileña te pediste un Pacharán y yo un JB, ignoramos los vinos.

Íbamos en el R-5, que apareció por mi invocación poética, pues hacía siglos que había desaparecido de vuestras vidas. Colocados. Tú conducías. Y yo a ratos. Cuando estabas cansada, valiéndome de mi permiso de minusválido-con-limitaciones-en-la-velocidad.

Qué escena tan entrañable la de Victoria tomándose un pacharán como un obrero.

Hablamos de Amayita y de tu madre.

 

 

leopoldo

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