Llevo trabajando más de treinta años con la inmigración con la ONG Ecos do Sur, en A Coruña; y en Marín, con Cáritas. Ahora doy clases en casa al colectivo árabe. Fui vocal de prensa y presidente de la citada ONG, ubicada en la coruñesa Ángel Senra. Hablo árabe a nivel medio.
La gran mayoría de mis alumnos son marroquíes. Desconocen el español. Y son casi todos irregulares. Utilizo mis contactos para regularizarlos.
Son veinte años. Y viven en habitaciones alquiladas o en pisos patera. Muchos trabajadores de vendedores ambulantes.
Casi todos llegaron a España en patera. Y la cuarta parte tiene orden de expulsión, que no impone la administración por falta de dinero. Pero que les conforman como ciudadanos irregulares que no pueden trabajar ni acogerse a los derechos y deberes fundamentales que todo ciudadano español posee.
El recorrido que hago con ellos, además de enseñarles el idioma de Cervantes, es: Empadronarlos, varios de ellos en mi casa. Conseguirles asistencia sanitaria. Inscribirles en la Bolsa de Empleo de Ecos do Sur y de Senvalos, la ONG que dirige mi gran amigo Patxi. Y, ocasionalmente, lo llevan al médico y buen amigo, Pablo Bahamonte.
Es un colectivo que necesita mucho amor. Pero amor inteligente. Ya sabes: No les compres una caña. Enséñales a pescar.
Leopoldo
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