Cuando alcanzamos la mayoría de edad, Chemi y yo entramos en el madrileño Colegio Mayor Universitario San Pablo: en la Residencia, donde ya reside nuestro hermano Javier. Veníamos del internado-prisión de Loeches: El Monfort. En nuestra nueva casa hicimos buenos amigos y jugamos al rugby. Yo estudié fotografía y Chemi practicó todos los deportes habidos.
Hicimos montañismo y estudiamos con gran éxito: Él, Derecho yo, Periodismo. Compartimos amigos.
Pero el punto más intenso de nuestra amistad, aparte de las borracheras en las fiestas del San Pablo, fue cuando nos fuimos a la India, donde trabajamos como voluntarios de la Madre Teresa de Calcuta.
Treinta años más tarde el vive, casado, enfermo del corazón, y con un hijo adoptado, en Santiago. Y yo en A Coruña, divorciado y con una discapacidad del 70%, como consecuencia de un terrible accidente de tráfico. Y con dos hijos en Madrid con mi ex.
Ayer vino a verme con su Sintrón en una bolsa de plástico. Y le invitamos a un “Durum” en un “Kebap” turco: El mejor de A Coruña.
Yo tenía un mal día de mi movilidad, así que ni pude acompañarle al paseo hasta Riazor que se dio después de comer.
Hemos quedado para repetir nuestros paseos más días.
leopoldo
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