Cantón, la Cruz del Sánchez

Publicado el 23 de junio de 2025, 19:06

El Instituto Sánchez Cantón ha sido sin duda el mejor centro educativo de mi vida. Lo cual tiene mérito si tenemos en cuenta que pasó por media docena de ellos.

Allí, en la maravillosa Cruz de piedra que se alzaba en las proximidades, nos reunimos las vasca del instituto. Fumamos nuestros primeros porros y tocábamos la guitarra y cántabamos: “Cuando tengo dinero todos vienen a mi…”. Era también el lugar de encuentro cuando “copábamos” una clase. Soñábamos con fugarnos de casa con la mochila rebosante de marigüana. Y aguantábamos el carácter irascible e insoportable de Luis el Gallo.

Tito era las lumbreras del grupo, que destacaba en Física. Y Mon, quien también trabajaba en el bar de su tío. El “abuelo” era el más talludito. Y todos estudiábamos y casi nunca aprobábamos, menos Tito. Los viernes y sábados íbamos a Gólope donde casi nunca teníamos dinero para las copas y donde -cuando nos dejaban entrar- algún porro siempre caía. Allí reinaba Pirri: Portero gordo y flautulento, violento y despreciativo. En esta discoteca nos dimos con las chavalas nuestros primeros morreos-y-tocamos-tetas. Los más pijos -véase los alumnos del Sagrado Corazón- iban a Ecus donde cobraban una millonaria entrada. En el Sánchez Cantón nacería con solidez mi filiación con las clases bajas, que ha durado toda mi vida, a pesar de venir de una familia acomodada. O por eso mismo. En la actualidad ando todo el día con inmigrantes, de cuyas necesidades educativas y sanitarias hablaré en otra ocasión.

¿Pero sabéis lo que tenía el Sánchez Cantón y no tenía e Sagrado Corazón?: POESÍA.

 

leopoldo

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