Pollo Subdesarrollado

Publicado el 10 de julio de 2025, 7:56

Vengo del comedor social de Boandanza después de ingerir unos garbanzos con espinacas y un frango (pollo, portugués) alimentado con pipas-y-en-consecuencia-esmirriado-y-desnutrido. Había pocos comensales, pues muchos de ellos han pasado a una mejor vida debido a la miserable ingesta de nutrientes. Hoy llegué tarde, pues me he quedado toda la mañana en casa estudiando y fumando hachís. Y ahora escriba, pues es mi salvación espiritual. Comí con el invidente Santi, quien, después de dar cuenta del aperitivo, ya nunca toma el primer plato. Y en consecuencia limitó su ingesta al ave del tercer mundo. Hoy Santi estaba serio y concentrado. “¿Cómo vas?”, me pregunta siempre al acabar su plato. “Bueno, pues me voy”, y se dirige al banco en el que le esperan Moncho y José.

Marcos, el camarero, estaba como siempre muy simpático.

Y a la entrada estuve con Pedro, a quien no gorroneé tabaco, pues Nando me había pasado una pava de un purito que me mareó horrores.

Fernando iba con su hermana, la cocinera, empática y cariñosa.

A quien ayer le dije —causándole gran alegría— que le dijese a su hermano que le sirviesen un café en Piñeiro que yo lo pagaría luego.

Más tarde viene Osama, el hermano de mi acogido Hicham, a quien reemplaza en trabajos domésticos, pues está en Marruecos visitando a su madre enferma. Me hace la cena y se ocupa de la limpieza y de lavar la ropa. Ayer tuve una grata conversación telefónica con Chemi, quien me dijo que teníamos que repetir la cena en el kebab turco. Hicham vendrá en breve.

Tuve también una charla telefónica con Enrique, quien está bajo de ánimo, pues Azulita —quien, como saben, está enferma de cáncer— lucha contra los efectos secundarios de un veneno que le han dado para combatir el otro veneno. Puta vida.

 

 

leopoldo

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