Aurelio, Ensimismado en el Comedor Social

Publicado el 10 de julio de 2025, 16:56

Deportivas sin calcetines, obesidad de pobres y un Lacoste de imitación con manchas de grasa. Una protuberancia grumosa en la cabeza. Gafas y puritos de tabaco rubio en la sobaquera. Sentado en el único banco de calle que hay frente al comedor social de Boandanza. Canta y habla solo.

 

"Ese tío es un gilipollas", afirma contundente Pedrito.

 

Y en esto llega Ovidio con su bastón. Racista desprecia masas.

"Ya podía trabajar", señala con la mirada dirigida a los usuarios del comedor social. —¿Y tú, qué eres, el director?, musita leopoldo.

 

Llega Fina de la mano de su eterna acompañante, hablando de sus cosas. Y saluda muy cariñosa.

 

 

Y en esto llega el camarero Marco, siempre sonriente. Y me hace unas bromas sudacas que yo no logro conectar. El tifón del norte, le llama leopoldo.

 

Pedrito recibe una llamada y, riendo, le dice a su interlocutor que ya acaba de tomar una cerveza. "Es un drogadicto", señala. “Se fuma veinte porros diarios”, añade. Se gasta toda la pensión en hachís, dice.

"No tendrá para comer", señala Leopoldo. "No, vive con la madre. Ella le da la manduca".

 

Y Basilio, en su mando de capitán, espera obsesivamente (durante hora y cuarto) a que abran el comedor.

 

Santi, el invidente, llega tarde siempre, pues viene de tomar el aperitivo.

Con su amigo. Y José le espera a la salida, que acontece a los veinte minutos que tarda en devorar el primer plato (siempre renuncia al segundo). Y hoy tenía una pata jodida.

 

Hoy no vino el semiciego Luis, quien dice que "es muy jodido estar ciego. Con la vida que llevaba yo antes, viajé por medio mundo. Y ahora, con la degeneración macular, me saludan en la calle y yo no puedo distinguir quién es". Luis es expresidente y exdrogadicto. Y es empático y muy divertido.

 

Y leopoldo aprehendiendo la poesía.

 

 

leopoldo

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