leopoldo, AGENTE SOCIAL en el Comedor

Publicado el 20 de abril de 2025, 9:20

Hoy sábado, desde las 12:30, estábamos esperando a que abriese el comedor social con un frío de la ostia. Yo, preocupado por Basilio-y-sus-83-años, estima que deberían dejarnos pasar como ya habían hecho otras veces. Además, hoy no existiría el Centro Cívico, en cuya entrada nos refugiamos cotidianamente de las inclemencias del tiempo. Así es que a través de la puerta de cristal de la entrada llamé golpeando suavemente con mi bastón a la camarera-y-cocinera. Vino y le dije: “Por favor, Elena, déjanos pasar que estamos helados”

Elena, con lo que los machistas dirían “una regla de campeonato”, respondió “si tenéis frío os jodéis. El comedor abre a la una”.

Como os podéis imaginar fue el debate de la comida.

Y prevaleció la tesis de que debía haber dicho: “Lo siento, pero no nos dejan abrir hasta la una”.

Fue, pues, una cuestión de formas, de educación y de afecto.

Y yo reseñé que en el fondo era un tema de humanidad. Si aquí fuera, hace un frío tremendo. Y dentro estáis con calefacción porque no nos dejáis entrar.

“Bueno, para la miseria que pagamos (2:30 comidas) habrá que aguantar”, dijo Eliseo.

"No. Pagamos poco, pero por dar comidas cobran del Ayuntamiento y de la Diputación. Y tienen otras ayudas. Con el dinero que cobran deberíamos comer como en un restaurante. Dónde va a parar el dinero que sobra, después de darnos esta miserable comida", dijo Jesús.

Y renació el periodista de investigación que hay en mí.

 

 

leopoldo

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