Procuraré dejar el sexo aparte.
Tan solo así de repente diré que, cuando-iba-invitado-por-su-mariddo/mi-primo-hermano enriquito a su madrileño hogar de la calle Costa Rica, pronto se convirtió para mí en LA MUJER MÁS DESEADA.
Y es que enseguida representó para lepoldo la cúspide de la femineidad.
Esos ojos, esas conversaciones de cine. Ese traje azul de Iberia. Ese amor por su madre. Esa hija: Amayita. Enseguida abracé un axioma: ENRIQUITO, CABRÓN, QUÉ SUERTE HAS TENIDO. No porque no te lo merezcas, sino porque manda huevos la lotería que te ha tocado. Ella es divina.
Llegaba agotada a casa y enseguida se preparaba esos cubatas de ron con Coca-Cola, que la relajaban sobremanera y que la convertían en esa actriz de cine que siempre fue.
Discreta, siempre esperábamos enriquito y yo sus opiniones sobre temas de actualidad, que recogían el criterio de una mujer-que-exigía-respeto-por-su-condición-sexual.
La mujer trabajadora, el respeto por los marginados, los viajes, la literatura y Mariano y su madre eran siempre capítulos de su agenda.
Y yo te demostraré día a día cuánto te amo.
leopoldo
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