La entrañable editora Lore me bajó por internet la hoja de reclamaciones para deshacerme del seguro demencial. Además, me indicó que tengo quince días desde la firma y abono del contrato para anularlo. Sin ser necesario para ello alegar nada.
En todo caso, como todavía no he pagado, me limitaré a llamar al Bankinter mañana a las nueve para indicarles que no paguen. Así seguro que queda anulado. Pues ya no es necesario hacerme pasar por heroinómano. Punto este del que me convenció mi acogido magrebí Hicham que no era preciso, pues podía alegar, según él, que he vendido el coche y que, por lo tanto, ya no necesito el seguro. En todo caso, no sería necesario, pues, como ya dije, no son necesarias las alegaciones ni justificación alguna para la anulación.
Pero fue espiritualmente gratificante la ayuda de Lore, quien no sé por qué insiste en que no quiere casarse conmigo. Es una lástima, pues podría ayudarme eternamente con el amor y la eficiencia que le caracteriza.
Leopoldo
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