No. Yo no voy a felicitar a mi madre. Ni siquiera sé si viven mis padres. Y no me importa. No supieron cuidarme de pequeño. —Pues ahora que me he buscado la vida, que no esperen nada de mí —dijo Javi, el mendigo, hoy a las puertas del comedor social con su pierna renqueante.
Javi, siempre bajo los efectos del hachís, vive en la calle desde hace décadas. Y pide frente a la iglesia de San Francisco Javier, ubicada a la vera del comedor social coruñés de Boandanza. Es empático, cariñoso y tiene un carácter arisco por momentos.
El Día de la Madre es una generalización católica que deja fuera de juego a las borrachas, drogadictas y malas madres, que lo único que hicieron fue un mal polvo que trajo a este mundo a individuos condenados al más brutal de los sufrimientos.
leopoldo
Añadir comentario
Comentarios