Estaba yo tranquilamente sentado ante el PC, cuando de repente apareció Kikón. ¿Cómo había entrado sin llaves? Le pregunté y me dijo: "Es la poesía". leopoldo se fumó un chino de caballo con él. Y leyeron al más joven de los panero. Después lo invité al comedor social. Donde se llevó muy bien con la peña. Y luego nos llevó Jose-el-taxista al mercado de San Agustín. Para comprar la cena. Adquirimos una centolla. Y empanada de pan de brona de zamburiñas. De postre, unas magníficas filloas cocinadas en horno de leña. Y allí estaba ella. Había venido en autobús. Venía con su traje azul de Iberia: Para ti, leopoldo. Hablamos de cine y de su madre y Mariano. Javierito se ha apuntado a un gimnasio. Te hacía falta, pues estabas echando barriga de rico. Me invitó a una ración de jamón de Jabugo. Y comimos en Agradebragua el delicioso cuscús de la tía de Hicham de Pontedeume. Y a la Lore la tengo reventada con tanta pornografía charcutera. Menos mal que me quiere mucho. Y, hablando de hijos, aparece Hicham. Compró una bici. Me la ha metido en el salón. Es todo un pegote. Sacar la práctica del carné de conducir (pues el teórico ya lo aprobó). Y hacer un curso de soldadura. Planes de mi vástago adoptado. Ana y Santi están en Madrid; a Santi lo echo muchísimo de menos y a Ana NO. Ayer escalé con David el Annapurna. Y hablando de echar de menos: A David, mucho. Y eso que se parecía mucho a mí el cabrón. Y yo a mí no me trago mucho. Pero es lo que hay.
leopoldo
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