Fue una decisión axiomática tomada en un fin de semana. Paga Julia, que está en deuda conmigo por haberle dejado casi la totalidad de mi herencia. Lore y leopoldo huyeron de sus responsabilidades. Comenzaríamos por Londres, donde nos alojaríamos en un “Bed and Breakfast”. La Tate Gallery y Richmond Park, para hacerle una visita a mister Millmand, antiguo jefe de leopoldo, en una cafetería donde trabajé un verano de camarero con Javierito. En Portobello Market compraríamos mil inutilidades. Y frutas y verduras, que llevaríamos a nuestro modesto hotelillo. Y tras pasar una semana en la capital londinense, tú ya te habrías olvidado de tus planes en Barcelona. Que quedarían simplemente aplazados. Nuestro siguiente destino sería el MOMA de Nueva York, donde comerías conmigo en el mejor restaurante chino del mundo, ubicado en Chinatown. California para descansar en la playa de Malibú. Y de EE. UU. volaríamos a la India, donde iríamos a ver a Sunita Baby: Niña calcutense de la que yo caí enamorado cuando trabajé de voluntario de la Madre Teresa de Calcuta. Un paseo por la cordillera del Himalaya en Nepal. Y luego te ataviarías con un burka y probarías la comida afgana. Y de ahí a Italia: A ti te encantaría la Galería Uffizi. Y no te quedarías sin ver los museos de Florencia. Como ya nos habíamos gastado todo el dinero que nos dio Julia, proseguiríamos nuestro viaje por España: Extremadura y Andalucía serían nuestros primeros destinos. Y, cómo no, los Ancares de Lugo. Y luego te llevaría a Barcelona, donde trabajarías en la sección de bragas de unos grandes almacenes: Tu tan anhelado curro. Y yo visitaría mientras tanto las pinacotecas de la capital cultural de España. Con el tiempo me iría a vivir a Barcelona, donde daría clases de español a inmigrantes. Y donde mi vendedora de bragas se haría un hueco para editarme. Pecaría mortalmente a diario (de noche) con mi queridísima hermana.
leopoldo
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