Fui Barbero en Calcuta

Publicado el 25 de junio de 2025, 8:01

Con una cuchilla oxidada en la mano y sin espuma ni jabón, afeitaba a los usuarios de la Madre Teresa de Calcuta, con lepra, muchos de ellos. Y es que mi hermano Chemi y unos amigos de Salamanca fueron un verano a recorrer la India en tren. Y en Calcuta trabajamos de voluntarios de la Madre Teresa de Calcuta. Yo era el barbero.

Residíamos en el Ejército de Salvación. Y nuestra labor consistía en trabajar de enfermeros-acompañantes de los usuarios. Eso es, gente del mundo desarrollado que colaboraba con los enfermos de Kali-kata (Calcuta, India). Fantástica labor humanitaria que me catapultó espiritualmente a cuotas inimaginables.

Por aquel entonces contraje una amebiasis hística, que me haría perder cuarenta kilos y que me tuvo cagando sangre más de un año. Me salvaron la vida en el Departamento de Medicina Tropical del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Pero valió la pena la experiencia claramente. Me volqué en lo que por aquel entonces se llamaba Tercer Mundo (hoy, países en desarrollo). Viví el espíritu del que tanto carecemos en el mundo capitalista occidental. En mi vida estuve tan llena.

Y es que había que ver la cara de satisfacción que tenían mis clientes al comprobar que un dios del mundo desarrollado invertía sus esfuerzos (y su salud) en lograr un afeitado perfecto. A la vuelta se intensificó mi relación con los misioneros combonianos, cuya labor de captación fracasó porque no creía ni creo en Dios.

 

 

leopoldo

 

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