Ya en serio déjame soy libre-pensionista-sado, amante de los perros y de las personas.
Yo no quiero depender de toda, la vida, de tu recuerdo.
Estoy triste cuando hay pocos recuerdos de Paca. Pero busco en mi alma y aparecen a montones.
Esa fragilidad, ese saber estar; esa demencia estética que te lleva cada año a la modista para que te agrande los vestidos. Esos michelines debido a la voracidad Cabanillas. Esa luz en tu mirar. Ese amor eterno por tu marido y tus hijos. Esa inserción en el tejido social de los ricos. “Pues la mujer de tu abogado pone las servilletas así”. Imitaciones que fueron realizadas con la más magistral de las perfecciones. Y con Alma.
Tu eras educadísma con los porteros. Y siempre te preocupabas por sus hijos. Y les dabas unas propinas de espanto.
Pero al mismo tiempo te fijabas en etiquetas. Tenías siempre el vino adecuado. Cuando tu eterna depresión te lo permitía estabas al día de modas y prejuicios.
Eras sensata y culta. Tus padres te habían enseñado a tocar el piano para entretener a los invitados.
Eras una pijama.
A los dieciocho te compraron un mercedes: Y en tu casa siempre todo relucía.
Los veranos, la niña a estudiar francés a Toulouse. Y el sábado trae otra vez a Javierito, que dicen que es de buena familia y le gusta mucho la Poesía.
Qué error no liarte con Serafí.
Te habría presentado a su madre. Te explicaría los lugares mágicos de tu edificio. Te besaría siempre con pasión y con permiso. Y serías una feliz mujer infiel.
leopoldo
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