Cordillera del Himalaya, a 5.000 metros de altura.
Respiras poco oxígeno que, unido a la BELLEZA del lugar, proporciona ESPÍRITU.
Pero no hay quietud. Todo es movimiento.
Tiro de segundo. Así es que me encuentro todas las vías cosidas. El agotamiento se rinde ante el alma trepadora.
Que conforma un estado físico donde no cabe el cansancio.
¡¡¡Es todo tan hermoso!!!
Entramos en una pared de hielo. Clavo los piolos y los crampones. Sé que hay un peligro mortal a que ceda todo.
La muerte es tu compañera. Pero no hay tiempo para pensar en tonterías.
Tomas conciencia de todo lo que hiciste (cima de 5.000 metros) y de los riesgos que asumiste, a las dos horas de efectuar el descenso.
¡¡¡POR POCO ME MATO!!!
leopoldo
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