Leopoldo se había metido en la Franja de Gaza, cuando era inmediata la ocupación israelí anunciada por Netanyahu.
Como previo a la ocupación, los israelitas estaban bombardeando intensamente el territorio palestino. El menor de los Paneros había decidido vivaquear entre las casas destruidas. Para ello había construido una arcaica cabañita con unos plásticos y maderas. Y allí pasaría la noche, supuestamente previa a la ocupación.
Despertó nuestro protagonista con la primera luz del día, sobre las cinco de la mañana. Salió de su chapucera vivienda. Y pudo constatar que tanques israelitas se habían adentrado en la Franja y estaban disparando contra la población árabe.
leopoldo estaba realizando una crónica de ambiente que previsiblemente publicaría en El País. Pero pronto la situación se volvió terminal. Un tanque lo encañonó y disparó su ametralladora.
Sintió un frío repentino en su muslo derecho. Y pudo constatar cómo una bala le atravesaba el abdomen. Era el fin.
Dos figuras se mostraron en su alma: Su fallecida madre: La Paca y su hijo discapacitado Santi. A Paca le dijo: “Nos vemos en breve, princesa”. Y a Santi le señaló: Eres lo más bonito que he hecho en mi vida.
leopoldo
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