Después de un mes repartiendo currículos en todo tipo de empresas, ayer llamaron a mi acogido, Hicham, para un trabajo de mantenimiento (cree que es eso, aunque no está del todo seguro; quizá reponedor). Es un contrato de un mes, con un sueldo de 1.300 euros. Pero como es un trabajador excelente, está convencido de que se lo ampliarán.
El horario es de 8:00 a 18:00. Come allí mismo, en una pausa de media hora.
Esta mañana ha empezado, en un día nublado gallego.
Como yo lo tengo contratado como empleado doméstico, tendré que darle de baja. Le seguiré pagando, excepto la Seguridad Social —unos 300 euros, que me ahorraré—.
De modo que Hicham, en realidad, ganará más que yo. Y eso es hermoso: podrá ahorrar, podrá ayudar a su madre, podrá empezar a construir.
Es una excelente noticia.
leopoldo
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