A un mundo sin guerras (Franja de Gaza, Ucrania, Sudán). Donde los inmigrantes son personas. Donde hay triple whopper para todos. Donde la dignidad es como el agua (suponiendo que hubiera agua no contaminada para todos). Donde el Amor es la bandera universal. Y en el que la marginación es inexistente. Las drogas -ese canto del espíritu- son innecesarias, pues hay alma para todos. La educación alimenta. La sanidad es un derecho tan necesario como posible. El analfabetismo es inexistente. El alma surca todos los espíritus. Donde el Amor es la única realidad.
Parece que estoy haciendo una apología del alcoholismo y la drogadicción.
Pero no, Lore, yo confío en la puta vida. Y me voy a dejar los cojones para que así sea. Y tú has sido elegida junto a Azulita, Chemi, Julia, Javi e Hicham para que así sea. No me rendiré. Aunque para ello tenga que fumarme otro-porro-siempre.
Ven contigo. Nos perderemos en todos y cada uno de los museos. Nos conmoveremos con la mirada de Sunita-Baby en Kali Kata (Calcuta). También vendrá Miguel, pues si no, a ver con quién voy yo a fumar la medicina del alma.
Cocinaremos esas mierdas veganas que comes, intercaladas con cocido extremeño y morcillas de Burgos.
Disfrutaremos de cada amanecer. Editarás mis libros en exclusiva. Pues no permitiré que otros escritores me roben a mi fantástica editora.
Oye, y aprovecho para decirte que me quedé muy preocupado cuando me dijiste que la medicación te causaba vómitos. Que sin duda se curarán con guiso de Lamprea. No porque me guste más que la vida misma, sino porque tienen —desde que los romanos se las llevaban a Italia desde Arbo en inmensas tinajas— un componente espiritual que algún día la humanidad comprenderá que tiene el nombre de ALMA.
Y, para terminar, te digo que me toca bastante los huevos, el puto cáncer, contra el que lucharemos con el ESPÍRITU. No hay rival para sí mismo.
leopoldo
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