En Londres había yo iniciado hace cuarenta años mi vida de mochilero internacional. Si bien también pasaron unos meses en casa de míster Glenye, tiempo que aproveché para trabajar de camarero en Richmond Park. Y perfeccionar mi inglés y poder mantenerme.
Ahora, con sesenta años: Volvía a pasar un fin de semana en un “Bed and Breakfast”: El primer día visité el Palacio de Buckingham, tal como aconsejaba mi guía. Asimismo, recorrí la Abadía de Westminster y el Big Ben. Día 1: Después, visité el London Eye para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad. Terminaría el día explorando Covent Garden y sus tiendas y restaurantes.
Comía en la calle en puestos pakistaníes, kebabs y sándwiches salados.
Fracasé en mi intento de ver a mi jefe de cocina, el señor Millman, pues ya no trabajaba allí desde años. Y además creían que había muerto. No es de extrañar, pues de lo contrario tendría más de noventa años.
leopoldo
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