Esa vida en total desinhibición.
Su sexo se ofrece eternamente. Otros cincuenta euros.
¡¡¡Qué gorda la tiene el cabrón!!!, dice la puta.
"Le haré un francés a conciencia a ver si se corre y no me revienta el coño", barrunta.
"No, por el culo no, cariño, que la tienes muy gorda", señala Samanta.
Y leopoldo: El cliente la penetra de a cuatro. Y luego la tumba culo-arriba. Busca su coño protegido por ese hermosísimo culo... e introduce con cariño su pene erecto. Se mueve en el nuevo plano erótico que conforman su pubis y sus juveniles tetas.
Samanta es colombiana y vive en un piso patera en el barrio herculino de Sagrada Familia. Hoy le toca cocinar. Fríjoles es todo lo que hay.
Recuerda a su ovejita “Nada” y desea como lo más importante del mundo volver a abrazarla.
Trae a su mente a su abuela María. Y piensa con satisfacción que con el dinero que le manda podrá seguir con su tratamiento para el cáncer y comprar las carísimas pastillas.
A Samanta le encanta prepararle a su abuelo la infusión de coca. Con la que ya no tiene mareos.
"Dios mío, llevo ocho polvos hoy. Me van a reventar", dice. "Pero mañana mismo voy a hacer un giro a casa", añade.
leopoldo
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