Poesía I

Publicado el 3 de julio de 2025, 18:24

Esa vida en total desinhibición.

Su sexo se ofrece eternamente.  Otros cincuenta euros.

¡¡¡Qué gorda la tiene el cabrón!!!, dice la puta.

"Le haré un francés a conciencia a ver si se corre y no me revienta el coño", barrunta.

"No, por el culo no, cariño, que la tienes muy gorda", señala Samanta.

 

Y leopoldo: El cliente la penetra de a cuatro. Y luego la tumba culo-arriba.  Busca su coño protegido por ese hermosísimo culo... e introduce con cariño su pene erecto.  Se mueve en el nuevo plano erótico que conforman su pubis y sus juveniles tetas.

 

Samanta es colombiana y vive en un piso patera en el barrio herculino de Sagrada Familia.  Hoy le toca cocinar.  Fríjoles es todo lo que hay.

Recuerda a su ovejita “Nada” y desea como lo más importante del mundo volver a abrazarla.

Trae a su mente a su abuela María.  Y piensa con satisfacción que con el dinero que le manda podrá seguir con su tratamiento para el cáncer y comprar las carísimas pastillas.

 

A Samanta le encanta prepararle a su abuelo la infusión de coca. Con la que ya no tiene mareos.

 

"Dios mío, llevo ocho polvos hoy. Me van a reventar", dice.  "Pero mañana mismo voy a hacer un giro a casa", añade.

 

 

leopoldo

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