Menos mal que es poco tiempo y pasa rápido. Bueno, eso de que veloz depende del cliente. Con alguno es una eternidad. Y hoy seguro que viene leopoldo, siempre preocupado —con su insistente sexo oral— en que consiga multiorgasmos. Sí, señor, me llamo Samanta, pero para usted me llamaré como desee. "Sí, Eva como su mujer. Yo le haré todo lo que ella no le hace."
"De a cuatro, claro, cariño. "Qué gorda la tienes, príncipe", dijo la ramera.
"¿Quieres que te la vuelva a chupar? Bueno, encantada, pero con condón", afirmó la prostituta colombiana.
“Vaya mierda de polla tienes, cariño”, pensaba nuestra reina mientras le practicaba una perfecta felación.
Mira, tienes un lunar en el ombligo, como mi Nati. Por cierto, tengo que hacerle una transferencia, que mañana es su cumpleaños. Le comprarán una tarta de chocolate con mi dinero. Y así ya habrá merecido la pena follar a ese "picha corta".
No puedo volver a Cali, porque en Navidades es cuando mejor trabajamos las chicas de la calle. Pero siempre tendré a Eva, politoxicómana andaluza que me quiere mucho. Y a la que le acaban de detectar el VIH.
leopoldo
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