El capitán Basilio está siempre al mando del timón ubicado en la entrada del comedor social de Boandanza. La mirada perdida en los recuerdos de la que fue su mujer. Otro día más, afirma con el rostro pesaroso. Habrá que darle algo de comer a esta, dice tocándose la barriga. Trabajó toda su vida de pintor y albañil, hasta que un atropello limitó abruptamente su potencia laboral. Ahora vienen todos los días a un comedor social. Y luego, en soledad, lucha contra sus recuerdos.
¿Dónde estás, Basilio? Ya no estás en África trabajando en la legión. Te dije que tendrías que haber tenido hijos, que te cuidarían ahora que estás solo y cascado. Tres niñas. La mayor de las cuales sería una fotocopia de tu Luz, quien lamentablemente murió de cáncer.
Tienes cien relatos del accidente que te jodió la pierna. Al cual más dramático. Y llevas bastón. Alzada amenaza al gordo plomazo que intenta entrar en el comedor social antes que tú. Cuando todo el mundo sabe que Basilio va primero. Como todo el mundo sabe, el rincón de la entrada a la izquierda es el sitio de Basilio. Jamás nadie se atrevería a comer en él.
leopoldo
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