Estaba yo-Reynaldo en la apacible hora del hachís, a la caída del sol; cuando leopoldo, comulgando con mi paz, me dijo:
"Hoy viene a verme mi querido Orestes desde las islas griegas. Con la clara intención de darme por culo. "Supongo que no habrá problema en que nos follemos en casa", dijo el menor de los Panero.
"No. No hay problema. Pero follar en esta sala. Que me gusta veros. "E incluso participar", señaló Reynaldo.
Llamó al teléfono como quince veces.
Y al subir dijo: Perdona la insistencia, pero es que me muero por tener sexo".
Leopoldo, sin más preámbulos, le chupó el culo a Orestes. Y se la clavó.
El mancebo griego se la comió a Reynaldo, quien, como podéis observar, había pasado de ser dueño de la casa hospedadora a ser parte activa del encuentro sexual.
Reynaldo, Orestes y leopoldo consumieron cocaína en una bandeja de plata que fue dispuesta a tal efecto.
Y leopoldlo fue el activo por excelencia de la reunión.
Hubo un descanso tras tres horas de folleteo, en el cual llamaron a Telepizza, preguntando por el repartidor Musta, quien ni estaba, pero al cabo de diez minutos llamó: "Hola, Reynaldo. ¿Cómo estás? ¿Te voy a ver? ¿Una cuatro quesos como siempre?
Musta era poseído por leopoldo. Y Reynaldo se follaba a Musta.
leopoldo
Añadir comentario
Comentarios