Cuando mi ex, Ana y yo éramos novios, tras anunciar ella en casa que nos íbamos unos días a El Escorial, nos colocamos en el Magreb. Tras recorrer Fed y Marrakech fuimos al desierto en Tarudán.
Allí un paisano, típico árabe: pequeñito con bigotón y prominente barriga, se ofreció a llevarnos por las dunas del desierto. Aceptamos encantados.
Volví hace unos años a Marruecos, con el que era mi amigo Tayyeb y con Eva.
Quise repetir la experincia del desierto en Tarudán. Y allí nos dirigimos con mi minusvalía.
Todo iba en calma en el 4x4 cuando el chófer, Mohamed, en perfecto inglés me dijo que ya me conocía: "Sí, estuvimos juntos en Tarudán hace treinta años", observó. "Ibas con una chica muy guapa".
Recordé todo. El chófer, también era el dueño de la casa turística en la que nos hospedaríamos.
Les hice una tortilla de patatas de Betanzos (poco hecha, pero bien cocinada), que fue para ellos un auténtico descubrimiento.
leopoldo
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