Vibrantes calles, vistas panorámicas y cultura marroqui hablaron con mi alma al llegar a Chefchaouen desde Fes. La Perla azul de las montañas del Rif. Vino a recogerme un conductor privado al hotel en Fez. Y pronto estuvimos en el paraíso del hachís.
Esta fue la llegada al pueblo en el que pasaría el resto de mis días.
Me casaría con Salma. Y tendríamos doce hijos, a cual más guapo.
Construiría una escuela, donde daría clases de alfabetización a ancianos y niños. Apoyaría al movimiento feminista de Fes. Y acabaría siendo propietario de un hotel ocupado mayoritariamente por alemanes.
Seguiría escribiendo gracias a dos editoriales: Una en Fes y otra en Rabat.
Pero, sobre todo, y hasta mi muerte, seguiría trabajando con mi actual editora.
leopoldo
Añadir comentario
Comentarios