La Venganza de la Lore

Publicado el 4 de octubre de 2025, 10:00

Estaba la Lore profundamente dormida cuando… “PJJJ, PJJJ…”.

Salió abruptamente de su maravilloso sueño a las seis y media de la mañana.

—¡Este Leopoldo! —murmuró al tiempo que leía el psicótico was.

Y mientras en la ciudad herculina, el menor de los Panero, exultante porque su editora le había felicitado por sus últimos relatos, sentía la necesidad espiritual de hablar con ella.  “¡Pues la llamo!”, cuando o habían pasado diez minutos de su anterior llamada. “PJJJ, PJJJ”…  Entonces recordó Panero que la Lore no contestaba de voz al móvil desde que salió del hospital de su operación de almorranas.  “PJJJ, PJJJ…”. “Pues le dejo un mensaje. En el que me declararé de nuevo. Y le propondré familia numerosa: Siete hijos. Y un camboyano adoptado. ¡Seguro que me dice sí!”.  “PJJJ, PJJJ”.

Verás, querida Lore, tengo, desde el TCE que por poco me mata, serias dificultades para orientarme temporal y espacialmente. Esto último ya está superado, pero sigo teniendo dificultades para saber si es mañana o tarde.

Si a ello añades mi consustancial despiste, tienes como resultado el baras en el que me he convertido.

“PJJJ, PJJJ…”.

Ya no pudo más la Lore y llamó a su amigo Ming, sacó un billete de avión para ambos por internet y esa misma mañana estaba llamando al cuarto piso de la calle Agra de Bragua 37, -4-, en que vive leopoldo, quien abrió sin más, pues el telefonillo no funciona.  “¿Venís a clase de español?”, preguntó el anfitrión.

—No —dijo la Lore—, venimos a hacerte sufrir al igual que tú me has torturado a mí con tus “PJJJ, PJJJ”.  Y sin más, la Lore le dio una hostia de camionero, que lo tumbó cuan largo era.

Ming y la Lore llevaron al inconsciente leopoldo hasta su cama, en la que lo amordazaron. “Procede, Ming”, dijo Lore al tiempo que  leopoldo se despertaba.

Y Ming, entre los alaridos del panero, arrancó una a una las uñas de los pies de su víctima. Y la Lore disfrutó con cada uno de los gritos de su COÑAZO AUTOR.

 

 

leopoldo

 

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