Lore se Baña

Publicado el 7 de octubre de 2025, 18:58

El jabón, caprichoso, dibuja figuritas en el agua.

Entre las sombras y reflejos aparece esa masa informe que, inevitablemente, te recuerda a Leopoldo.
—Maldito pesado—, siempre tiene que estar ahí, incluso cuando uno intenta olvidarlo.
Con sus deformidades de siempre, tan humanas, tan suyas.

La espuma se abre paso entre tus pechos, desciende con calma hasta el ombligo.
Y entonces la mente se apaga, como un televisor antiguo al que se le funde el tubo.

Piensas en tus libros, en esas veces que los has reescrito hasta rozar una perfección que solo existe en la memoria.
El agua sube despacio, cubre por fin el ombligo, se vuelve densa, casi viva.

Y justo en ese momento, cuando el silencio ya era perfecto, apareció Leopoldo.
Desnudo, claro.
Y con la misma naturalidad de siempre, dijo:

—¿Me haces sitio?

 

 

 

leopoldo

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